lunes, 6 de julio de 2009

"El milagro de Christian Ocaranza"

"Dios quiere que siga haciendo mis cosas. Cuando uno trabaja con Dios, él siempre respalda"
Christian Ocaranza

Un verdadero milagro ocurrió en la vida de Cristián Ocaranza ya que sin duda lo ocurrido a Cristián, es una de esas historias que no todos tienen la suerte de contar. El domingo 14 de junio del corriente año, el ex bailarín de Rojo cayó por accidente de su departamento ubicado en el quinto piso de un edificio y solamente se fracturó dos vértebras y la mandíbula.
El joven permanece internado en la Clínica Santa María y desde su habitación quiso aclarar lo sucedido aquella jornada debido a varios comentarios y publicaciones que han salido en la prensa en torno a la caída.
"Estaba con la influenza, no la porcina, la estacional y estuve mal todo el fin de semana, incluso tuve que suspender la obra que tenemos con Rodrigo. El día domingo me levanté a eso de las once o doce, estaba tomando desayuno, de repente me dio calor porque estaba medio afiebrado, entonces quise abrir la ventana. A veces cuando uno se para rápido le vienen como vacíos en la cabeza, como que ves medio negro, seguramente por la gripe, por todo eso me duró un poquito más. Me desvanecí y en vez de caer para el lado del departamento, se me vino el cuerpo hacia adelante, hacia afuera de la ventana y lo único que me acuerdo es que traté de agarrarme de una baranda y después recuerdo cuando estaba abajo con toda la gente a mi alrededor", relató.
El accidente dejó al coreógrafo con algunas secuelas que lo tendrán alejado del baile por dos meses, ya que tendrá que someterse a una operación y luego un largo proceso de rehabilitación. "No me pasó gracias a Dios nada, el problema grande está en el pómulo derecho, lo perdí, está todo hundido. Esa parte retiene el ojo y ahora estoy con el ojo pal' lado, entonces tienen que operarme dentro de unos cinco días para que se me pase primero la hinchazón porque sino sangra mucho. Y en la espalda, en eso creo que trabajó el de arriba, porque me caí y me fracturé dos vértebras lumbares. No fue hacia la médula, fue hacia afuera, entonces gracias a eso no me perjudicó, ni quedé inválido".
Y mientras él se recupera internado , sus ex compañeros de Rojo aún se sorprenden con lo trágico que pudo resultar la noticia.“Estuve en la clínica, conversamos y lo regalonee un poquito. Tiene algunas lesiones, pero va salir todo bien. Está inmovilizado debido a que tiene tres vertebras comprometidas, pero no es algo que lo deje inválido. De hecho estaba inquieto, quería levantarse, moverse. Pero está bien. Es un milagro, caer de un quinto piso no es menos”, señaló María Isabel Sobarzo, bailarina y ex compañera de Rojo.La “Icha” trató de comentar brevemente cómo sucedieron los hechos que terminaron con Ocaranza internado. “Estaba un poco enfermo y trató de tomar aire en el balcón. Se mareo y fue a negro. En ese minuto el cuerpo no le respondió y en vez de caer de espalda, el cuerpo lo empujó al vacio”, sostuvo.Por su parte, Maura Rivera dijo estar tranquila por el diagnóstico positivo de Ocaranza y que muy pronto lo podríamos ver nuevamente en los escenarios. “Lo llame y está mejor. Lo bueno es que no es nada grave. Es una lástima que esté enfermito, pero sé que se recuperará pronto. Para mí es el mejor bailarín de Chile”, manifestó la blonda.“No he tenido la oportunidad de verlo, pero mañana tenemos pensado ir con un par de amigos. Es una lata, porque está con varios proyectos y sería una pena que no los pudiera concretar”, señaló el bailarín Juan Luis Urbina, ex compañero del extinguido Rojo.

En mi opinión se que Christian Ocaranza recibio ayuda de arriba pues realmente es un milagro, caer de un quinto piso y dentro de todo, estar bien. Me preocupe bastante al enterarme, ya que supe de la noticia tarde, porque me lo comentaron bailarines de Chile, pues yo estoy en Argentina. Como todavía no tuve un contacto mas personal contigo te dejo el mensaje aquí: “Fuerzas Cristian, porque como ya te lo dije, y te lo dicen todos, eres un excelente bailarín y una muy buen persona, pronto volverás a los escenarios a sorprender con tus trabajos. Dios te bendiga mucho y proteja bien, acompañe tus pasos y te siga guiando como siempre, de éxito en éxito, de victoria en victoria…”

Elias...


"Soy un puto sufrido..."

Fernando Peña

Poco lo conocí hasta el día de su muerte y la verdad lamento que haya sido así, porque al ver las cosas que hizo, las entrevistas que dio, al escucharlo hablar pude darme cuenta al instante que era realmente un artista.
El miercoles 17 de junio todos se enteraban por los medios de su muerte. No sabía mucho de su vida, más que algunos escándalos polémicos que había protagonizado y que los programas de entretenimiento siempre pasaban, una y otra vez, mostrándolo como a un tipo que solo le importaba la polémica. Pero no era así, los que trabajaron con el, los que fueron sus amigos, enemigos, los que vieron sus obras de teatro o simplemente le prestaron atención a lo que decía, saben hoy que la comunidad Argentina ha perdido un gran artista que no fue valorado, tal ves porque el no lo quiso.
Hablar de Fernando Peña era hablar de la trasgresión, de problemas, y tal vez porque eso es lo que queríamos de el, porque sabíamos que no mentía, que era directo por mas cruel que fuera la verdad, que era sádico, un personaje “raro” que contaba cosas que nadie se anima a decir, pero mas allá de esa personalidad que el mostraba a propósito, el era una persona con una gran capacidad de reflexionar las cosas, de reflexionar los problemas desde otro punto de vista a la marcado por la sociedad, y hacia que esas reflexiones sean aceptadas por todos, porque realmente eran ciertas, eran validas.
Pude notar que tenia un gran sentido común, que tenia mucha empatia con los demás, y de seguro esto por la difícil vida que le toco vivir, desde la fría relación familiar que tuvo con su familia, sobre todo con su madre, huir adolescente de su casa, asumir su homosexualidad, ser discriminado y el no encontrar “eso” que le permitiera ver la vida desde otra manera, entre otras cosas. “Soy un puto sufrido” es lo que le dijo a Susana Gimenes, cuando ella le pregunto como se definiría personalmente, y quizás desde ese sufrimiento proyecto toda su vida, y motivos no le faltaban, tal ves eso era lo que lo hacia tan especial.
Me sentí mal al saber que había muerto, mas aun al conocerlo por lo que era, como muchas personas lo van a conocer por su gran legado, sentí ese dolor como algo propio, como un duelo personal, y me pregunte si era justa la situación, ahora que tenia mas ganas que nunca de vivir, ¿Por qué fue la mayor parte de su vida tan trágica?... ¿Cómo hubiese sido su vida si no le hubiesen pasado tantas cosas malas?
Creo que supo sacar su vida adelante a pesar de todo y a su manera, ahora todos los lloran y recién lo valoran cuando ya no esta, como le pasa a la mayoría de los artistas, ahora recién se dan cuenta que mas allá de sus diferencias como su “luto” personal, como su elección sexual, o su búsqueda de justicia social, fue un tipo que pudo crear obras de teatro con gran contenido, ponerles títulos que le hacían a uno pensar como “chanco glamoroso”, y sobre todo, así con todos sus características personales, supo ser mejor persona que otros… que ironía para los que lo criticaban.
Solo me queda pedir perdón si me equivoco al describirlo, pues como ya dije, lamento no haberlo conocido antes, no haber prestado atención a esta especial persona, pues muchas cosas que le escuche decir las comparto. Ojala encuentre esa felicidad donde esta, ojala Dios no lo desampare porque seguro El lo conocía mejor y comprenderá sus actitudes, ojala nunca se olviden del legado que deja… Descansa en paz Fernando Peña.


“Las personas son las que castigan, no Dios. El es quien perdona y entiende lo que las personas no.”

Elías


"Si me ven por la calle, gritenme Puto Lindoooooooooo y recuerden, vergüenza no es ser puto, la verguenza es buscar en Google.com ..." Fernando Peña.



Fernando Peña: Crónica de una muerte anunciada

El actor y conductor de radio murió ayer a los 46 años, de un cáncer de hígado. Desde hacía 8 años era portador de HIV. Polémico y transgresor, compuso una galería de entrañables criaturas. Hasta la semana pasada condujo "El parquímetro" desde su casa. Estaba realizando un documental sobre su enfermedad.
"Lo que pasa es que yo me hago mucha mala sangre", solía bromear Fernando Peña sobre su enfermedad y su muerte siempre inminente, temas recurrentes desde hace ocho años, cuando declaró públicamente ser portador de HIV y decidió transmitir su ciclo de radio, El parquímetro, desde la clínica donde le aplicaban quimioterapia. Actor de teatro y TV, inefable conductor de radio (elegido dos años consecutivos "Hombre de radio" en los Premios Clarín Espectáculos), personaje mediático, transgresor y entrañable, ayer, a las 16.40, Peña murió en el Instituto Fleming de Belgrano, adonde estaba internado por un cáncer de hígado. Sus restos eran velados anoche en la Legislatura porteña. Había cumplido 46 años el 31 de enero. Hasta la semana pasada seguía haciendo su programa radial desde su casa. Y, hasta hace un mes, protagonizaba en teatro Diálogo de una prostituta con su cliente."La gente que vive apasionada muere joven. Yo imagino así mi suicidio: voy a ir en el auto, a 80 kilómetros por hora, feliz y distraído, y me voy a llevar una columna por delante", fantaseaba hace unos años, cuando su enfermedad parecía controlada. No pudo cumplir ese deseo. La muerte no lo encontró distraído: lo encontró presente, peleando, resistiendo hasta el último minuto. "Claro que me importa morir, pero más me importa vivir bien", desafiaba, y no era mera provocación. De hecho, cuando una neumonía parecía haberle ganado la batalla, decidió suspender los cócteles y los tratamientos, que cada vez le traían más efectos secundarios y le impedían vivir la vida que había elegido. En este último mes, con un diagnóstico de cáncer terminal alojado en el hígado, Peña supo que esta vez sí era el final: protagonista de su propio reality, empezó a filmar un documental que incluyó imágenes de sus médicos y de sus últimas internaciones. Era su "legado": una manera de desdramatizar la muerte y familiarizar a la gente con la enfermedad, dijo en una última entrevista televisiva. Nacido en Montevideo en una familia acomodada, con un hermano músico, Federico, y un probable hijo al que nunca conoció, Peña era un hombre feliz. Contaba sin ruborizarse que solía mirar el cielo y decirse a sí mismo "pensar que esto es todo lo que soñaste". Su sueño realizado era hacer teatro en una sala céntrica porteña, vivir de su trabajo, producirse a sí mismo y abastecer a su pequeño grupo de "incondicionales": dos docenas de personas con las que armaba sus espectáculos."Me conoce todo el mundo, mamá", decía que le hubiera gustado gritarle a su madre -la imponente actriz y cantante española Malena Mendizábal-, que nunca confió en su talento. Cuando ella murió, en el '97, Fernando Peña no existía. Era, todavía, la misteriosa voz de Milagritos López en un programa radial que conducía Lalo Mir por la Rock & Pop. Cuenta la leyenda que Lalo lo descubrió en un vuelo de American Airlines, la aerolínea en la que Peña trabajaba como comisario de a bordo. De tanto escuchar a una cubana que deliraba por el altavoz, Lalo la quiso conocer, y así comenzó la carrera radial de Peña. Pero ese no fue, en rigor, su debut. Su primera entrada había sido en la infancia, cuando su padre, el conocido periodista deportivo Pepe Peña, lo llevó a un programa. "Papá, me meo", fueron sus primeras palabras al aire.De columnista de Lalo, Peña -que había estudiado teatro desde chico, cuando vino con su familia a vivir a Buenos Aires, y había sobrevivido dictando clases de inglés- pasó a su programa propio: El parquímetro (por FM La Metro) se emitía de lunes a viernes de 10 a 14, y fue un éxito indiscutido durante tres años, en los cuales desplegó una enorme galería de personajes que se disputaban el micrófono, superponiendo sus voces (ver Los rostros...).De La Metro pasó a la noche de la Rock & Pop con Cucuruchos en la frente, un ciclo que no tuvo tanta suerte. Pero ya tenía sus fans. Mientras sorprendía con sus unipersonales teatrales (en los que escandalizaba e interactuaba con el público), el personaje de transgresor que alimentaba para los medios evolucionaba hasta dejar de ser un marginal, temido por sus declaraciones, para convertirse en el "niño mimado" de la TV. Amigo de Jorge Rial, de Juan Castro, de Luis Majul y de Oscar González Oro, todos seducidos por sus opiniones sin filtro, su indisimulable bonomía y la inocencia infantil que se traslucía detrás del personaje. "Yo no celebro estar vivo, la vida para mí no es maravillosa, es una circunstancia y punto", se jactaba antes de estrenar La burlona tragedia del corpiño, dedicado a su madre y a su abuela, Gloria Ballardo, que lo crió leyéndole a Lorca y a Juan Ramón Jiménez. Peña dijo alguna vez que si no se hubiera dedicado a actuar, hubiera sido un "puto triste... Un Barreda, un asesino serial". La locura -que había amenazado a toda su familia- era una de sus obsesiones, y la exorcizaba actuando: "Yo a la locura la despliego en el escenario, le tengo pánico a esa gente contenida, tan compuesta". Decía que no creía en los finales felices, y solía sentirse malinterpretado cuando lo acusaban de provocador: "A mí me encantaría pararme en el Obelisco y decirles a todos: déjenme terminar, pero escuchen bien lo que tengo que decir". ¿Qué? "Que soy un romántico, que no provoco al pedo, que mi provocación tiene un sentido y un rumbo... que la necesito, para poder embellecer el final". Un final anunciado, pero igualmente triste.

El reality sobre su enfermedad

La última aparición fuerte de Fernando Peña en TV fue en Intrusos (América), el 4 de junio. Eligió a Jorge Rial para desdramatizar el tema de su enfermedad en una entrevista. "Necesito ir a tu programa, necesito mimos", contó ayer Rial que el actor le había pedido."No vengo a dramatizar. No quiero hacer de esto una nota amarilla. La gente no me creyó en un primer momento lo del linfoma. Pensaban que era un loquito que venía por prensa", dijo Peña en aquella oportunidad. Y advirtió que estaba prestándose a un documental con su "camarita" mientras le hacían la primera sesión de quimioterapia, video que cedería luego a una entidad para la lucha contra el cáncer, y que le llevó a Rial como testimonio de su lucha. "Tengo ganas de dejar algo, una enseñanza, un legado". En el documental se lo ve en una clínica, riéndole a la cámara mientras le colocan una sonda. "Estoy pesando 104 kilos, pienso adelgazar pronto", ironizó. Luego, se lo ve interrogando a su médico y confirmando el tumor en el hígado. "Se me cruza no dejar nada pendiente. La palabra no es luchar, sino ponerme de acuerdo con la enfermedad y que me de un tiempo más", confió a Rial aquella vez.


Por: Fernanda Longo